Micro biografías en narrativa ¿Qué son?
Jorge Sánchez
Jinéz
Dentro de narrativa especialmente en la
novela, aunque también en el cuento, existe una serie de datos que se dan
acerca de los personajes, para ubicar, extender, añadir o precisar datos de los
mismos. Me gustaría compartir algunos ejemplos de ello para aclarar la cuestión.
En la novela El silencio de los corderos, de Thomas Harris, cuando la
agente especial Starling está muy cerca de encontrar al asesino de la novela,
Buffalo Bill, cuestionándose si podría encontrarlo a él y encontrar con vida a
la muchacha –la última– que tenía secuestrada, se preguntó acerca, rápido,
sobre su árbol genealógico:
Hacía tiempo que
Clarice sospechaba, llena de sentimientos de culpabilidad, que la suerte de los
Starling llevaba como mínimo un par de siglos mostrándose adversa, que todos
los Starling no habían hecho más que deambular confusos y enfurecidos por entre
las nieblas del tiempo. Que si se pudiesen descubrir los rastros del primer
Starling, el camino que trazaban era un círculo. Ése era el razonamiento
clásico del fracasado y maldita si iba a permitirse refocilarse con él.
El resto de la novela el lector lo descubrirá,
así como el final, atraparán o no a Buffalo Bill. Un segundo ejemplo –de mis
favoritos– acerca de micro biografías se encuentra en el clásico El perfume,
de Patrick Süskind, quien para rematar la vida de la madre de Grenouille, después
de que lo pariera, escribe:
Entonces, de modo
inesperado, la criatura que yace bajo la mesa empieza a gritar. Todos se
vuelven, descubren al recién nacido entre un enjambre de moscas, tripas y
cabezas de pescado y lo levantan. Las autoridades lo entregan a una nodriza de
oficio y apresan a la madre. Y como ésta confiesa sin ambages que lo habría
dejado morir, como por otra parte ya hiciera con otros cuatro, la procesan, la
condenan por infanticidio múltiple y dos semanas más tarde la decapitan en la
Place de Gréve.
Ella confiesa y la historia cierra
pronto.
Un tercer ejemplo, propio, se encuentra
en mi cuento Víctor Chandley, multiasesino, donde se dice:
Víctor Chandley
era su nombre. Como todo personaje de cuento fantástico, provino de la
imaginación. Resueltamente su autor decidió que caminara por un sendero hecho
de polvo de estrellas –blanco muy fino–, bordeado por piedrecillas de río que
recordaran la piedra filosofal de los alquimistas, y pensó que de pronto
encontraría un prado lleno de flores, a donde un aroma a nido de pájaro le
guiaría hasta una mujer que, nacida en una novela rosa del siglo antepasado,
percibiría su figura encorvada.
La cita obedece más al protagonista,
Víctor, pero si se pone atención, la referencia a la mujer, es una micro biografía;
el personaje Chandley encontrará, después de esta historia, otras a donde, sin
el permiso previo del escritor, realizará destrozos literarios –cambiar nombres
de obras célebres, como el Quijote–, así como alterar la gramática de las
oraciones y la edagarallanpoenia, una horrible costumbre de arrojar gatos negros
a otros personajes; este cuento se recopila con otro que se titula El Alguien.
Desde luego, al azar, podría mencionar otros
grandes cuentistas que utilizan este recurso para describir o razonar con
brevedad, no importa si en el cuento o la novela, pero sí para enriquecer, como
dijimos, la vida de los personajes. Cortázar, Borges, y García Márquez –guardando
distancia con el autor–, son ejemplos de ello.
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